¿Qué es… un biomarcador?

Un biomarcador es una sustancia biológica que se puede medir de manera objetiva y que indica un proceso biológico normal o patológico, una respuesta a una intervención terapéutica o un estado futuro de enfermedad.

Resumen gráfico del proceso de obtención y detección de posibles biomarcadores.

En la búsqueda constante de avances en la medicina, los biomarcadores han surgido como una herramienta invaluable. Estos indicadores biológicos pueden ser moléculas, genes, proteínas, células, o incluso imágenes médicas, como tomografías computarizadas o resonancias magnéticas que permiten obtener una visión detallada de la salud de un individuo y, en muchos casos, predecir eventos médicos futuros.

Los biomarcadores se utilizan en una variedad de aplicaciones en la medicina. Uno de los usos más comunes es en el diagnóstico de enfermedades. Por ejemplo, la medición de los niveles de glucosa en sangre es un biomarcador clave en el diagnóstico de la diabetes. Además del diagnóstico, los biomarcadores también desempeñan un papel esencial en la investigación y el desarrollo de tratamientos. Los científicos pueden utilizar biomarcadores para evaluar la eficacia de nuevos medicamentos o terapias.

El proyecto AKRIBEA, parte de la prestigiosa Iniciativa de Medicina de Precisión del País Vasco y del Plan Complementario de Biotecnología Aplicada a la Salud, tiene como principal objetivo identificar y validar biomarcadores predictivos para un diagnóstico y pronóstico precisos en el ámbito de la medicina de precisión. Al centrarse en la transferencia de conocimiento asociada con el concepto de medicina de precisión, el proyecto aborda la creciente demanda de estrategias personalizadas en el diagnóstico, tratamiento y predicción de enfermedades.

La identificación de estas moléculas es un pilar esencial de la medicina moderna. No solo suministran información para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, sino que también abren la puerta a la medicina personalizada y predictiva. Además, la integración del conocimiento molecular y la comprensión de los mecanismos de acción contribuirá a un mejor diagnóstico y clasificación de pacientes, así como a intervenciones terapéuticas más eficientes, generando un impacto socioeconómico significativo.