El último debate del programa “Ciència Radical” reunió al científico Josep Samitier y al escritor Jorge Volpi para reflexionar sobre biotecnología, salud mental, desigualdad y los desafíos éticos que plantean los avances médicos. La clausura del ciclo tuvo lugar ayer con una sesión que unió ciencia, arte y poesía.

DEBATE SOBRE LA MEDICINA DE PRECISIÓN
El jueves pasado, el ciclo de debates Ciència Radical celebró su última sesión con un diálogo entre Josep Samitier, director del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y coordinador nacional del Plan, y el escritor Jorge Volpi, autor de obras tan conocidas como “La invención de todas las cosas: una historia de la ficción”. La conversación giró en torno a los retos y oportunidades de la medicina personalizada, los avances en neurociencia y biotecnología, y su impacto en nuestra salud, identidad y futuro colectivo.
Samitier explicó que la medicina de precisión permite entender por qué ocurren ciertas patologías y aplicar el tratamiento más adecuado para cada persona. Señaló el caso del cáncer, que ya no se aborda como una única enfermedad, sino como un conjunto de subtipos que requieren terapias diferenciadas. Por su parte, Volpi evocó la figura del médico como lector: alguien que debe interpretar los signos del cuerpo del paciente como si fueran palabras en un libro. Para él, el avance de la medicina ha representado tanto un avance como un regreso. Volpi explicó que antes, la medicina consideraba a cada paciente como un caso único, enfocándose en entender y ayudar a la persona en su totalidad. Con el tiempo, esta visión cambió y se empezó a tratar la enfermedad como una entidad separada, identificando síntomas comunes y aplicando tratamientos estandarizados para grupos amplios de pacientes, perdiendo en parte la individualidad del enfermo. Además, el Samitier y Volpi plantearon preguntas sobre los límites éticos de la medicina de precisión y el desarrollo de nuevas tecnologías: ¿para qué usarlas? ¿Para curar, mejorar, o incluso aspirar a la inmortalidad?
El debate abordó temas como la clonación humana, la posibilidad de hacer clones digitales y el impacto de las tecnologías sobre la idea de inmortalidad. Volpi advirtió que el acceso desigual a la biotecnología puede desembocar en una sociedad en la que solo unos pocos —los más ricos— se beneficien de sus ventajas. Samitier recordó que Europa trabaja para garantizar que los tratamientos lleguen a toda la población, y puso como ejemplo la evolución de la penicilina: inicialmente inaccesible, terminó por universalizarse gracias al desarrollo tecnológico.
Ambos coincidieron en que el futuro de la salud no puede desvincularse del medio ambiente. Samitier defendió el enfoque One Health, que entiende que la salud humana depende también de la salud del planeta, y que cualquier alteración ecológica repercute en el bienestar colectivo.




Una clausura entre ciencia, arte y poesía
Ayer por la tarde tuvo lugar la clausura del programa “Ciència Radical” con una sesión multidisciplinar. Se estrenó el audiovisual Ciència Radical, creado por Hamill Industries con música original de Maria Arnal, un viaje visual y sonoro desde el universo macroscópico hasta los mundos subatómicos, basado en imágenes reales filmadas en los centros de investigación participantes.
Naomi Oreskes, catedrática de Historia de la Ciencia en Harvard, ofreció una conferencia sobre el valor del conocimiento científico en un contexto marcado por la desinformación y las corrientes anticientíficas. Oreskes empezó su intervención mencionando diversos ataques que ha sufrido la ciencia a lo largo de la historia y su papel crítico en las sociedades democráticas. “La ciencia incomoda al poder”, afirmó. “Por eso no sorprende que sea atacada por quienes quieren evitar que se cuestione la autoridad dominante”.
Oreskes recordó figuras como Galileo, Darwin o Einstein, cuyas ideas desafiaron creencias establecidas y fueron recibidas con hostilidad. En la actualidad, dijo, la desinformación en redes sociales y el rechazo al conocimiento científico son una amenaza creciente. “Las mentiras se difunden más rápido que la verdad. Por eso necesitamos científicos que comuniquen mejor y ciudadanos más informados”, afirmó. La historiadora concluyó con una imagen elocuente: “Acudimos al dentista cuando tenemos un problema de dientes. Del mismo modo, deberíamos acudir a la ciencia cuando estamos ante situaciones de desinformación científica”.
Para cerrar, se presentó el poemario Magmes, resultado del programa de residencias poéticas en centros de investigación. Mireia Casanyes, que realizó su residencia en el IBEC, compartió escenario con los poetas Anna Aguilar-Amat, Lluís Calvo y Pol Vouillamoz, en una lectura acompañada por la música de Nara is Neus. Con este acto final, “Ciència Radical” se despide tras meses de diálogo entre ciencia, pensamiento crítico, literatura y arte.




“Ciencia Radical” es un proyecto cultural surgido de la estrategia de investigación articulada por los fondos de los Planes Complementarios que se coordinan desde Cataluña a través del ICFO, el Sincrotrón ALBA, el IBEC y el IFAE.
Fotografías Debate: CCCB, 2025 / Pere Virgili
Fotografías evento Clausura: CCCB, 2025