El proyecto MCSICAR, liderado por la Universidad de A Coruña (UDC) y en colaboración con el Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC), busca prevenir la cardiotoxicidad en pacientes oncológicos. Su objetivo principal es proteger la salud del corazón y optimizar la calidad de vida de quienes enfrentan tratamientos contra el cáncer.
Cáncer de mama con sobreexpresión al Her2. Fuente: Alvarado-Cabrero, Isabel & Coronel, Gabriela & Gisela, Karla & Álvarez, García & Cedillo, Raquel & Bravo, Sinuhe. Cáncer de mama metastásico: estudio clínico-patológico de 300 casos.
El panorama oncológico avanza constantemente. Patologías que hace años pronosticaban lo peor, hoy muestran tasas de supervivencia cada vez más altas, lo que ofrece mayor esperanza para los pacientes. Un buen ejemplo de esto es el cáncer de mama de subtipo HER2 positivo, el cual solía asociarse con un pronóstico especialmente peor que otros subtipos de cáncer de mama. El punto de inflexión llegó con la aparición de terapias dirigidas anti-HER2, tratamientos que interactúan con la proteína HER2, mejorando considerablemente el pronóstico de esta enfermedad. Antes de la introducción de estos tratamientos, a principios de la década de 1990, la supervivencia a 5 años era de aproximadamente el 60-70 %, con una alta tasa de recurrencia
No obstante, el uso de fármacos como el transtuzumab, que atacan directamente a la proteína HER 2, cambió el panorama de forma radical. Con estos nuevos tratamientos, en casos de enfermedad en estadío temprano, el uso de trastuzumab en combinación con quimioterapia ha demostrado reducir el riesgo de recaída en un 50%, y aumentar las tasas de supervivencia global a más del 90% a los 5 años.
UN INCONVENIENTE: LA CARDIOTOXICIDAD
HER2 es un receptor que se encuentra en la superficie de las células y forma parte de una familia de receptores que regulan el crecimiento, la supervivencia y la diferenciación celular. En condiciones normales, estos receptores controlan cuidadosamente la proliferación celular mediante la activación de ciertas señales internas, cuando se unen a factores de crecimiento específicos.
Sin embargo, en alrededor del 15-20 % de los casos de cáncer de mama, y en menor proporción en otros tipos de cáncer como el gástrico, el gen que codifica para la proteína HER2 se encuentra amplificado. Esto significa que hay una sobreproducción de la proteína HER2 en las células tumorales, lo que resulta en un comportamiento anómalo que estimula una proliferación descontrolada de las células y el desarrollo de un tumor agresivo.
Pero los tratamientos dirigidos contra HER2 son capaces de actuar bloqueando específicamente este receptor. Estos medicamentos son anticuerpos monoclonales diseñados para unirse a la proteína HER2 en la superficie de las células tumorales. Al hacerlo, interfieren con la señalización que promueve el crecimiento celular, lo que reduce la proliferación de las células cancerosas y, en algunos casos, incluso marcan a las células cancerosas para que el sistema inmunológico las reconozca y las destruya.
No obstante, a pesar del prometedor pronóstico que ofrecen para los pacientes, los tratamientos anti-HER 2 presentan un efecto adverso preocupante: la cardiotoxicidad. La proteína HER2 juega también un papel crucial en la reparación y regeneración del tejido cardíaco, especialmente en situaciones de estrés. Por ello, cuando los tratamientos anti-HER2 bloquean su función en las células del miocardio, pueden interferir con los mecanismos de protección y reparación del corazón, aumentando la vulnerabilidad a daños, especialmente cuando se combina con quimioterapia.
MODELOS DE PREDICCIÓN
Con el objetivo de conseguir paliar estos efectos secundarios y posicionar a los tratamientos anti-HER2 como opciones 100% viables para tratar en cáncer de mama sin consecuencias graves, nace el proyecto MCSICAR, liderado por investigadores de la Universidad de A Coruña (UDC), con la participación del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC), como parte del Plan Complementario de Biotecnología Aplicada a la Salud en Galicia.
Así, MCSICAR busca anticiparse a la aparición de este efecto secundario de cardiotoxicidad en pacientes sometidos a tratamientos oncológicos, particularmente aquellos que incluyen medicamentos dirigidos como trastuzumab, centrándose en analizar de manera profunda los factores que influyen en la aparición de este efecto adverso. La cardiotoxicidad es un daño al corazón que puede derivar en insuficiencia cardíaca, y por este motivo se realizan controles periódicos, como ecocardiogramas, para monitorear el estado cardíaco de los pacientes.
Este proyecto tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las pacientes al estudiar detalladamente qué factores contribuyen a la aparición de la cardiotoxicidad y en qué momento se manifiestan. Los factores que se consideran en este análisis pueden ser muy diversos, abarcando desde características simples (unidimensionales) hasta datos más complejos como vectores (multidimensionales), funciones matemáticas (funcionales) o incluso imágenes médicas.
UN AVANCE EN LA MEDICINA PERSONALIZADA
Uno de los principales avances de MCSICAR es el uso de imágenes clínicas, en particular el Tissue Doppler Imaging (TDI), que permite observar la velocidad a la que el músculo cardíaco se relaja y contrae. Esta técnica es clave para evaluar la función cardíaca en detalle y detectar signos tempranos de daño. Sin embargo, las imágenes obtenidas pueden contener ruido o información irrelevante, por lo que es necesario aplicar un preprocesado para limpiarlas y optimizar la precisión de los diagnósticos.
Desde el punto de vista estadístico, uno de los mayores desafíos del proyecto es manejar una situación de “alta dimensión“. Esto significa que se está trabajando con muchos factores o variables simultáneamente, lo que requiere modelos estadísticos avanzados y métodos de análisis específicos para manejar datos complejos, como los tiempos de vida o supervivencia hasta la aparición de la cardiotoxicidad.
El análisis de estos factores, ya sean clínicos, biológicos o basados en imágenes, permitirá entender mejor qué aumenta la probabilidad de sufrir cardiotoxicidad y, para quienes la desarrollan, cuánto tiempo puede transcurrir hasta que aparezca. Esto es crucial para los profesionales médicos, ya que podrán tomar decisiones informadas sobre si un factor tiene un impacto significativo en el riesgo de cardiotoxicidad. Con esta información, podrán personalizar mejor los tratamientos, ajustar el seguimiento cardíaco de las pacientes o incluso modificar las terapias para minimizar el riesgo de daño al corazón. En resumen, MCSICAR no solo busca identificar los factores que predisponen a la cardiotoxicidad, sino también proporcionar herramientas para predecir cuándo puede ocurrir, lo que representa un avance importante en la personalización del tratamiento oncológico y en la mejora del manejo de los efectos secundarios para proteger la salud cardiovascular de las pacientes.