NUEVAS RUTAS PARA EL TRATAMIENTO DE LOS CÁNCERES GÁSTRICO Y PANCREÁTICO

El proyecto ALACARTA busca desarrollar una inmunoterapia dirigida contra enfermedades tan agresivas y complejas como los cánceres gástrico y pancreático.

Histología que muestra un cáncer estomacal poco diferenciado. Fuente: Universidad de Medicina de Lodz, Poloniarez, García & Cedillo, Raquel & Bravo, Sinuhe. Cáncer de mama metastásico: estudio clínico-patológico de 300 casos.

Lamentablemente, hoy en día, el cáncer sigue siendo una de las enfermedades más desafiantes que enfrenta la medicina moderna. Definido como un trastorno que implica el crecimiento descontrolado de células anormales, el cáncer es capaz de invadir tejidos y órganos cercanos e incluso diseminarse a otras partes del cuerpo. De hecho, es justo esa capacidad de propagación, conocida como metástasis, una de las principales razones por las cuales el cáncer es tan difícil de tratar y una de las principales causas de muerte en el mundo.

DE LA QUIMIOTERAPIA A LA INMUNOTERAPIA

No obstante, a lo largo de los últimos años, la medicina ha logrado importantes avances en el tratamiento de varios tipos de cáncer, especialmente gracias a la aparición de terapias que toman como protagonista al propio sistema inmunológico del paciente y que se conocen como inmunoterapias. Mientras que los tratamientos tradicionales como la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia se centran en eliminar las células tumorales directamente, la inmunoterapia tiene como objetivo estimular o modificar el sistema inmunológico para que reconozca y ataque, específicamente, a las células cancerígenas.

Uno de los avances más revolucionarios dentro de este tipo de terapias es la CAR-T (del inglés Chimeric Antigen Receptor T-cell Therapy) que ha mostrado resultados muy buenos en el tratamiento de leucemias y de linfomas. Concretamente, la terapia CAR-T se basa en un enfoque altamente personalizado: las células T del propio paciente, encargadas de defender al cuerpo contra infecciones y células anormales, son modificadas genéticamente para que expresen un receptor quimérico. Este último tendrá la capacidad de reconocer antígenos específicos en las células tumorales y dirigir la respuesta inmunitaria contra ellas, creando de esta forma “respuestas personalizadas”, mucho más efectivas que los tratamientos tradicionales.

Infografía que representa el proceso de aplicación de la terapia CAR-T. Fuente: Hospital Clinic de Barcelona

LA NECESIDAD DE NUEVAS SOLUCIONES

No obstante, no todos los cánceres son igualmente sensibles a las terapias actuales. Algunos, como los cánceres gástrico y pancreático, siguen siendo agresivos y extremadamente difíciles de tratar, especialmente cuando se encuentran en estados avanzados.

Por ejemplo, el cáncer gástrico, o cáncer de estómago, es uno de los más letales a nivel mundial. Lo que hace tan difícil su tratamiento es que, en muchas ocasiones, no presenta síntomas en sus primeras etapas, lo que provoca un diagnóstico demasiado tardío. Por otro lado, este tipo de células tumorales tiene una gran capacidad para evadir el sistema inmunológico, lo que dificulta la efectividad de la quimioterapia y los enfoques tradicionales.

Asimismo, en el cáncer de páncreas el diagnóstico también suele darse en etapas avanzadas de la enfermedad, cuando las opciones de tratamiento son limitadas. Este factor, unido a la diseminación temprana de las células tumorales y la escasa respuesta a las terapias convencionales, convierten al cáncer de páncreas en uno de los más difíciles de tratar.

Histología donde pueden apreciarse células cancerosas en el páncreas. Fuente: Johns Hopkins University

ALACARTA, UNA NUEVA ESPERANZA

En este contexto, se vuelve evidente que es necesario encontrar nuevas rutas terapéuticas para combatir estas enfermedades tan agresivas y complejas, y aquí es donde entra en juego el proyecto ALACARTA. Esta es una iniciativa liderada por investigadores de la Universidad de Vigo (UVigo), con la participación del Centro de Fabricación de Terapias Avanzadas de Galicia (el cual depende de Galaria Empresa Pública de Servizos Sanitarios, del Servicio Gallego de Salud, SERGAS) y el Hospital Clinic de Barcelona,  como parte del Plan Complementario de Biotecnología Aplicada a la Salud en Galicia.

ALACARTA es un proyecto de vanguardia que tiene como objetivo desarrollar una inmunoterapia dirigida específicamente contra los cánceres gástrico y pancreático. No obstante, lo que lo hace destacar no es solo su objetivo, sino también su enfoque innovador, que busca aprovechar la potencialidad de la terapia CAR-T para tratar esos cánceres sólidos tradicionalmente difíciles de tratar.

Imagen representativa del proyecto ALACARTA.

Concretamente, el proyecto se centra en la identificación y aprovechamiento de una diana molecular común que se sobreexpresa en las células tumorales de ambos tipos de cáncer: el gástrico y el pancreático. Esto significa que tanto uno como otro presentan una proteína o marcador específico en sus célular, lo que ofrece la posibilidad de diseñar una terapia CAR-T dirigida de manera más precisa y eficaz a estas células malignas.

MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA Y REDUCIR EFECTOS SECUNDARIOS

De esta forma, ALACARTA busca desarrollar anticuerpos monoclonales que reconozcan y se adhieran a esa diana específica en la superficie de las células tumorales. Estos anticuerpos, una vez seleccionados, se incorporarán en un vector viral, que es una especie de “vehículo” que llevará las secuencias genéticas para modificar las células T del paciente. Estas últimas serán reprogramadas para que expresen un receptor CAR capaz de reconocer y atacar específicamente las células tumorales que sobreexpresan la diana identificada. Así, el resultado final será una terapia CAR-T personalizada para pacientes con cáncer gástrico y pancreático.

Se trata de un enfoque con el potencial de transformar el tratamiento de estos cánceres, proporcionando una opción más eficaz y menos invasiva que los tratamientos actuales. La posibilidad de personalizar la terapia para cada paciente, utilizando sus propias células T modificadas, permite que el tratamiento sea mucho más específico, lo que puede reducir efectos secundarios y, mejorar la vida de los pacientes.